Planificar multiplica la efectividad del trabajo.
Todos planificamos. Así sea de forma muy básica y en aspectos esenciales, todo el mundo desarrolla una planificación. No obstante, quien planifica insuficientemente se convierte en un gestor de problemas, alguien que pasa su tiempo resolviendo inconvenientes o crisis.
*Estos datos son un ejemplo para explicar lo que sucede en nuestra experiencia y no tiene como base un ejemplo específico o un universo de datos.
Lo importante es el equilibrio entre cuánto se planifica y cuánto se trabaja. Para comprender el efecto de la planificación hemos confeccionado la gráfica anterior, en la que se encuentra en los extremos trabajar sin planificar y planificar en exceso, lo que limita trabajar y cumplir objetivos.
La línea roja horizontal es el tiempo de referencia (40 horas). La primera columna indica cuarenta horas de trabajo y cero de planificación, es decir, nuestra referencia. En este ejemplo, el punto óptimo se encuentra en las 6 horas de planificación que generan una productividad equivalente a 64 horas de trabajo. En el extremo derecho de la gráfica se encuentran el case de quince horas de planificación que generan una improductividad evidente, puesto que cae en el exceso de planificar y supervisar cosas de forma innecesaria y, frecuentemente, contraproducentes.
Evidentemente, cada caso y actividad son diferentes y específicamente estamos reflexionando en la actividad de supervisores, aunque su efectividad tiene un reflejo potenciado en sus supervisados.