Cada vez más, nuestros clientes exigen el cumplimiento de nuestras responsabilidades.
Los clientes exigen una interminable lista de cumplimiento en diversas áreas que empiezan por la ética, sigue con la responsabilidad social, entra en las cuestiones ecológicas y termina frecuentemente en áreas que difícilmente imaginaríamos como ligadas a nuestra actividad pero que lo están, como por ejemplo el lavado de dinero o los derechos humanos... y aún no entramos en la existencia de auditorías en materia de ISO-9000, ISO-14000 y similares.
Actualmente no es extraño que, para ser proveedores de determinados grandes clientes, se nos exija demostrar una serie de buenas prácticas -best practices- en diversas áreas, lo que no siempre exige estar certificados, pero siempre exige que todo esto esté documentado.